Las últimas semanas, vemos en todos los telediarios, leemos en todos los periódicos y escuchamos en todas las radios noticias referentes a la realidad política del territorio del Sahara Occidental.
Lo que queda claro es que en este territorio, que no es un estado, los poderes políticos que lo gestionan se olvidan voluntariamente, de cualquier derecho, principio ético o leyes básicas de la declaración de los derechos humanos.
La historia del territorio del Sahara Occidental refleja las voluntades del Reino de Marruecos de alargar sus dimensiones territoriales, y como siempre, a escapito de una comunidad nacional, la de los saharauis, que no han podido desarrollar un derecho, su derecho intrínsico como pueblo, que le fue otorgado por el consejo de seguridad de las Naciones Unidas, hace ya más de treinta años.
Pero, como siempre, cuando surgen problemas territoriales, problemas geopolíticos, se debe, obligatoriamente, leer entre líneas, interpretar las zonas grises que surgen en estos conflictos.
Aunque aparentemente, el conflicto existe entre Marruecos y la comunidad nacional del pueblo saharaui. Existen otros sujetos geopolíticos en esta disputa; preferentemente dos, España y Argelia.
Argelia, es el estado de la región que concede soporte político, institucional y humanitario a la comunidad saharaui en el exilio, un exilio, en medio del desierto, en medio de la nada, fuera de los focos de las cámaras de los media del mundo. No hay que olvidar, que Argelia, es el estado que abastece de gas, a España, y de allí su rol estratégico en esta zona geográfica del mediterráneo, y con la que España, tiene que llevarse bien, si o si, sino nos quedaremos sin su preciado gas. Recuerden que hace un par de años se declaro la guerra del gas entre Rusia y Ucrania, el único país europeo que no sufrió las consecuencias fue España, por este hecho de depender energéticamente, de Argelia, y de aquí la importancia de mantener buenas relaciones, la equidistancia.
España, tiene un rol más subjetivo en el asunto. Era la “colonia”, que poseía, en condición de potencia dominante, no sólo el territorio sino que también de la comunidad saharaui que residía en él. El papel de España en el asunto, en los últimos años ha sido nefasto, ¿se podría haber hecho peor?, esta es la pregunta que se hace mucha gente. Se suele poner como escusa, que la descolonización del Sahara Occidental, se produjo durante un vacío de poder en España, Franco en la cama moribundo, pero había sucesor declarado, responsable de sus actos y todos sabemos quien era, y quien es.
Con el Sahara Occidental se cerró una etapa crucial de la historia de España, la colonización, que empezó en 1492, con el viaje de Colon, y se cerró en 1975 con la ocupación del Sahara Occidental por parte de Marruecos.
El pueblo saharaui se merece un reconocimiento, sobretodo, territorial, estatal, que le ha sido negado los últimos años.
¿Que hacemos en Irak, en Afganistán, en Kosovo, en Bosnia, y que no hacemos en el Sahara Occidental? No se puede dejar la diplomacia en manos de los profesionales de la improvisación. El pueblo saharaui esta pagado un altísimo precio, y España, moralmente, éticamente, históricamente, también.
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martes, 7 de diciembre de 2010
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