Hace unas semanas saltó en la inmensa mayoría de titulares de los telediarios internacionales, que al fin, después de más de 15 años de latitancia, era detenido el general del ejército serbo-bosnio Ratko Mladic.
Este general, pasará a la historia como el mandante de una de las mayores masacres que se han sucedido en Europa, después de la segunda guerra mundial, la matanza de Srebrenica.
Dejando a un lado que la responsabilidad del general Mladic, está más que demostrada, como objeto mandante y ejecutor de dicha masacre, donde fueron muertos entre 8.000 y 15.000 muertos varones yugoslavos de religión musulmana.
Los conflictos bélicos en los Balcanes, en lo que hasta el 1991 fue la Republica Socialista de Yugoslavia, los podríamos definir de naturaleza “rincorsiva”, es decir, que los orígenes de dichos conflictos, se encuentran relacionados a lo largo de la línea cronológica de la historia, que se remonta hasta el imperio bizantino.
No nos planteamos de llegar hasta el imperio bizantino para comprender el porque de la masacre de Srebrenica, pero, si realmente se quiere entender, el origen de las odiosas relaciones interetnicas en la exYugoslavia, cabe remontarse a la ocupación turca de la península de los Balcanes.
Los turcos son en los Balcanes, lo que los árabes fueron en la península ibérica, curiosamente, cuando los árabes perdían influencia en la península ibérica, los turcos iban ganándola en la península balcánica.
El lugar que los árabes ocupan en la historia y en el imaginario colectivo de los culturas de la península ibérica, todos lo sabemos, y corresponde grosso modo, al lugar que los turcos ocupan en la historia de pueblos balcánicos como los croatas y los serbios.
Los turcos ocuparon gran parte de los Balcanes, y más concretamente en Bosnia, se consolidaron más que en cualquier otro lugar. Los eslavos cristianos que querían mantener sus posesiones y sus derechos, debían convertirse al Islam, y fue de esta manera que se configuró la comunidad eslava de religión islámica.
Pueden deducir, que las relaciones entre las autoridades turcas y las comunidades cristianas de Bosnia, sobretodo con los serbios, no fueron nunca idílicas. La guardia privada del sultán de Estambul, estaba formada por jóvenes serbios que eran secuestrados a sus familias, y que una vez castrados eran educados en el mas riguroso respeto del sultán y del Islam.
Un buen ejemplo, y una buena lectura, para intentar comprender las dificultades interetnicas de las comunidades que habitan en Bosnia, es la obra del Nobel Ivo Andric Un puente sobre el Drina, Ed. de Bolsillo, 2000, donde el autor describe las vicisitudes humanas entre las varias comunidades nacionales en la ciudad de Visegrad.
No se trata de exculpar a Mladic, pero si de intentar hacer una lectura crítica de la moral occidental, que impregnada por la celeridad, olvida frecuentemente, una de las lecciones magistrales que nos da la historia, que no hay nada que olvide el pasado, y más aun cuando se trata de una guerra civil.
