Cuando un país establece y aprueba una serie de leyes territoriales, se replantea la total estructura del territorio en cuestión. Este es el caso de Catalunya, y las leyes recientemente aprobadas por el Parlament de Catalunya.
Por un lado tenemos la ley de las Veguerías y por otra la ley del Área Metropolitana de Barcelona.
Curiosamente, la primera de las leyes, la más genérica, a nivel territorial, no contó con el soporte de la mayoría de grupos parlamentarios, pues se aprobó por la mínima, con los únicos votos a favor del gobierno tripartido. Por otro lado, la ley del Área Metropolitana de Barcelona, se aprobó de manera unánime, y todos los partidos votaron a favor.
Como habrán podido deducir, la primera de las leyes, la de las Veguerías, tiene sus repercusiones con la ciudad de Tarragona y su provincia, mientras que la ley del Área Metropolitana de Barcelona, no tiene repercusiones, directas, sobre nuestra demarcación. Digo directas, porque indirectamente, las repercusiones existen y si no se hace nada al respecto existirán aun más.
La ley del Área Metropolitana de Barcelona, delimita su poder a los municipios que la constituyen, y fuera de estos, esta institución no tiene ninguna competencia. Esta ley podría tener una aplicación para el resto de áreas metropolitanas de Catalunya, aunque estas tengan menores dimensiones que la de Barcelona. Por ejemplo se podrían establecer áreas metropolitanas, en todas las capitales de Veguería, aplicando el modelo del Área Metropolitana de Barcelona, pero adecuando la escala geográfica a cada caso especifico, como sucede en Francia. De esta manera se podría mantener el modelo pluri-urbano, de ciudades medias, que ha caracterizado el modelo catalana, y que con la nueva ley de Veguerías se está poniendo en peligro, ¿por que?
Pues porque la ley de Veguerías esconde un modelo centralizador del país, de Catalunya, un modelo, permítanme la expresión, jacobino. Barcelona único centro de este territorio, en fin, centralismo puro y duro.
Párense a pensar, y observen, como la Veguería de Barcelona, corresponde en su totalidad a lo que anteriormente a la aprobación de esta ley, se denominaba Región Metropolitana de Barcelona. Si el Área Metropolitana de Barcelona, es un ente supramunicipal, que permite jerarquizar un territorio, de municipios, respecto a Barcelona, la Región Metropolitana de Barcelona, es un entre supra comarcal, que permite jerarquizar un territorio, de comarcas, respecto a Barcelona. En última instancia, lo que se pretende con esta ley de Veguerías, es que Catalunya, su territorio, del que Tarragona y su Veguería forman parte, se jerarquice respecto a Barcelona, perdiendo cualquier autonomía funcional y política.
Está claro que la nueva ley de Veguerías responde a un modelo claro de país, un modelo metropolitano y jerarquizado desde y para Barcelona, y lo que es peor, un modelo centralizador y centralista. El catalanismo político siempre estuvo en contra de este modelo de país, y sus descendientes traicionan, y de qué manera, este postulado.
Los eruditos de lo territorial, afines a la causa metropolitana, usan un vocabulario muy aleccionador, pero lleno de veneno; cuando dicen vertebrar el territorio, piensan en jerarquizar el territorio, cuando afirman querer equilibrar el territorio, piensan en centralizarlo aun más.
Como decía el gran geógrafo alemán, Siegfried Passarge,” la geopolítica, y la ley de Veguerías lo es, es el circo de las travesuras lingüísticas”.
Estemos atentos.
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